Ignorando al enemigo – Crece la evidencia – Arthur Firsternberg – 2006
El mundo, habituado a culpabilizar de toda enfermedad a una bacteria o a un virus, ha estado ignorando al enemigo, al que hemos invitado a nuestra vida, confundiéndolo con un amigo. Las pruebas son cada vez más numerosas, no sólo de que es inútil tratar de esconderse de una secuencia genética microscópica que ya ha inundado la tierra, y sobre la que no tenemos ningún control, sino de que las enfermedades que se le achacan a ese ‘virus’, y que con razón nos aterrorizan, son en parte causadas por un enemigo que nosotros mismos hemos creado, y que nos hemos negado a reconocer como la amenaza mortal que es.