Sobre las vacunas…

Luís-Miguel-OrtegaPor Luis de Miguel Ortega (Abogado)

LA POLÉMICA Y EL ESCENARIO

Poco a poco se va asentando en la sociedad el “debate” de las vacunas.

Desgraciadamente se trata de un debate de una sola voz, en la que cualquier cuestión que se plantee es acallada, humillada e insultada, en un discurso absolutista -todo para el pueblo pero sin el pueblo- y totalitario.

Como de costumbre cuando nos enfrentamos a la corrupción institucionalizada y las noticias falsas, el debate consiste en negar la evidencia, sin aportar dato alguno y la descalificación. Acosar a supuestos antivacunas se ha convertido en la nueva moda, en una nueva caza de brujas inquisitorial.

En unos meses veremos como se publican casos de niños fallecidos bajo la responsabilidad de los antivacunas; testimonios de los engaños y las manipulaciones de quienes cuestionan sin tener “formación científica”; algunos médicos serán objeto de escarnio público, inhabilitados o condenados; se cerrarán páginas web y se rescatarán niños de los brazos de sus negligentes padres poniéndoles a buen recaudo bajo el control de los Servicios Sociales y la Fiscalía. Todo un espectáculo que será público en programas y horarios de máxima audiencia.

La Doctora Isabel Bellostas está siendo pionera en este ataque sistemático y visceral contra los llamados “antivacunas” por manifestaciones que cuestiona el Colegio de Médicos, que ha hecho pública una resolución de inhabilitación, antes de que la misma sea firme y ejecutable -y todavía no lo es-, lo que merece el más absoluto reproche a su presidente el Sr. Chillón, que no aparenta ningún sonrojo tras un comportamiento miserable y deleznable en contra de un compañero médico que simplemente cumple con su obligación ética y profesional de advertir a los pacientes de riesgos reales.

LA FALTA DE TRANSPARENCIA

Lo cierto es que hemos pedido al Ministerio de Sanidad que acabe con la polémica y las dudas haciendo pública la información disponible de las vacunas, y contrariamente al interés que parece mostrar el Ministerio en terminar con el debate y asegurar que las vacunas son seguras y eficaces, el Ministerio no aporta dato alguno.

Lo cierto es que el Ministerio no tiene ningún interés en hacer público el sistema de producción de las vacunas: si se usan cultivos celulares; si algunos de esos cultivos son de células fetales o si alguno de esos cultivos está afectado por ingeniería genética. No hay ningún interés en hacer pública la lista de excipientes -estabilizantes, conservantes, etc.- o de coadyuvantes -potenciadores, estimuladores o moduladores de la respuesta inmunitaria-, o del agente activo empleado -principio básico activo de la vacuna-.

Tampoco hay interés en mostrar los estudios de contaminación de las vacunas en cuanto a pirógenos -causantes de fiebre-, sino también la contaminación de materia orgánica e inorgánica.

No hay interés en hacer públicos los ensayos de precomercialización sobre la seguridad de la vacuna, su principio activo, los coadyuvantes y los excipientes, los estudios de seguridad in vitro y en modelos animales o los estudios de eficacia y seguridad postcomercialización y postvacunación.

Mucho menos interés hay en mostrar el coste económico de los programas de vacunación que en muchos casos superan con creces el umbral de lo descabellado.

Este año el Gobierno ha destinado 100.000 euros a una campaña institucional de propaganda para convencernos de que las vacunas son eficaces y seguras, pero se les ha olvidado demostrar o garantizar a los ciudadanos la veracidad de sus afirmaciones.

LA EVIDENCIA CIENTÍFICA

Lo cierto es que si comparamos la población de niños no vacunados con los vacunados, obtenemos datos científicos de calidad que dicen que:

  1. El riesgo relativo de mortalidad en vacunados es cinco veces superior de media, teniendo las niñas un riesgo diez veces superior de muerte prematura.
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  2. El riesgo de autismo en vacunados es 7’6 veces superior que en los no vacunados y la incidencia de necesidad de educación especial es 8’6 veces superior. En el caso de la hepatitis B, el riesgo de padecer autismo después de la vacunación es tres veces superior que en los no vacunados.
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  3. El riesgo de padecer problemas de sueño es 5 veces superior.
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  4. Problemas de habla y de desarrollo neurológico el doble, que llega a 6’6 veces superior en caso de niños prematuros vacunados, si bien en algunos estudios, la incidencia de problemas de aprendizaje llega a 5’2 y problemas del desarrollo 3’7 veces superior en los vacunados.
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  5. Las alergias van desde una incidencia 1’6 veces superior en vacunados, si bien es cierto que en caso de rinitis alérgicas, el riesgo es de 30 veces superior. En todos los casos la incidencia de asma en niños vacunados es estadísticamente significativa, con una incidencia multiplicanda por 1’5 y hasta 8.
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  6. En cuanto a las infecciones respiratorias en vacunados, la incidencia es 4’4 veces superior.
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  7. Respecto a la diabetes la tasa de niños diabéticos entre los vacunados triplica la de los no vacunados en Finlandia y casi se duplica en el Reino Unido.
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  8. El riesgo de padecer problemas intestinales graves (colitis ulcerosa o crohn) se multiplica por 2’5 a 3.
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  9. Los casos de pubertad prematura en vacunados se multiplican por 2 respecto de los no vacunados.
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  10. Se ha detectado por laboratorios especializados la microcontaminación por metales pesados en todas las vacunas disponibles en el mercado, sin que nadie aclare la importancia o trascendencia de esta contaminación en la seguridad de las vacunas.
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  11. Ninguno de los estudios anteriores se ha realizado en España, lo que es síntoma del interés de nuestros responsables sanitarios, especialmente de la Agencia Española del Medicamento que está ausente de sus funciones más esenciales.

EL TUFILLO DE CORRUPCIÓN

Mientras se plantean todas estas dudas dentro del debate científico, la información pública está ausente y la publicidad y propaganda institucional engañosa se multiplica, en un mercado monopolístico centralizado donde el consumidor no tiene la más mínima capacidad de elección, no solo de vacuna sino también de marca o presentación comercial. Quien decide, compra y paga, es el Consejero de sanidad de cada Comunidad Autónoma, en función de sus propias necesidades personales o políticas.

Toda la evidencia científica sistemáticamente negada sin argumentos por el Ministerio y la industria, se ve reforzada por cada vez más casos de testimonios personales de los perjuicios de distinto grado sufridos por los vacunados, eso sí sin que el Ministerio garantice la transparencia y trazabilidad de las reclamaciones y notificaciones de efectos adversos que son ignoradas y quedan sin respuesta. Y en este contexto hablar de “antivacunas” y criminalizar las dudas o la prudencia resulta tan grotesco como irracional.

El concepto de Salud Pública se refiere a la actividad “in vigilando” que ha de desplegar la administración pública para controlar riesgos innecesarios o desproporcionados. No está para prohibir que los ciudadanos acudamos a un profesional de confianza que nos atienda con una u otra medicina o remedio, sino para que el ciudadano no se vea coaccionado o compelido a soportar un riesgo que no desea, sea por la contaminación por humos, residuos industriales, antenas y ruidos o por productos farmacéuticos. Los ciudadanos merecen que el Estado esté más preocupado por la Salud Pública y proteger a los ciudadanos de riesgos reales que de combatir supuestos “antivacunas” que lo único que piden es una vacunación transparente, segura y responsable.

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